En un contexto de creciente preocupación humanitaria, el Papa ha expresado su pesar ante los recientes ataques en Ucrania, una localidad que ha sufrido severas consecuencias por la falta de servicios básicos como el agua y la electricidad.
La comunidad, ya vulnerable, se enfrenta a una crisis que afecta no solo su bienestar físico, sino también su dignidad y su calidad de vida.
«Estoy cerca del martirizado pueblo ucraniano, duramente afectado por los ataques a la infraestructura energética.
Además de provocar muertes y heridos, han dejado más de 1 millón de personas sin electricidad ni agua», aseguró el pontífice al fin del rezo dominical del Ángelus ante los peregrinos en la plaza San Pedro.
«Recordemos que la voz de los inocentes es siempre escuchada por Dios, que no permanece indiferente ante su sufrimiento», añadió.
La situación en Ucrania resalta la necesidad urgente de atención humanitaria y la protección de los derechos humanos en zonas de conflicto.
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La privación de recursos esenciales no solo genera un impacto inmediato en la salud y la seguridad de los habitantes, sino que también puede tener repercusiones a largo plazo en el desarrollo de la región.
En este sentido, el Papa ha llamado a la comunidad internacional a actuar con solidaridad y a implementar medidas que garanticen el acceso a estos recursos vitales.
El liderazgo moral del Papa resuena en un momento en que la cooperación global es más necesaria que nunca.
Con información de EFE
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