Desafíos a la vista en Argentina
En una jornada electoral marcada por la polarización, el partido La Libertad Avanza (LLA) del presidente Javier Milei consiguió una victoria destacada en las elecciones parlamentarias este 26 de octubre, al imponerse como la fuerza más votada a nivel nacional y expandir su influencia en el Congreso.
Según datos con más del 90 % de las mesas escrutadas, LLA alcanzó aproximadamente el 40,8 % de los votos a diputados, lo que le permitió obtener 64 bancas en la Cámara Baja y conquistar 13 de los 24 escaños en juego en el Senado.
Lo que en principio se anticipaba como una disputa reñida se convirtió en una elección en la que LLA logró imponerse en 16 provincias del país, demostrando un respaldo amplio que trasciende su base tradicional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La coalición opositora encabezada por Fuerza Patria quedó en segundo lugar con cerca del 31,7 %.
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Una victoria que va más allá del centralismo porteño
En la Capital Federal ya habían mostrado fuerza electoral con Manuel Adorni como cabeza de lista, donde obtuvieron más del 30 % y relegaron al PRO al tercer lugar.
Otro dato clave: los candidatos del oficialismo lograron revertir escenarios adversos, incluso en distritos donde meses atrás habían sufrido derrotas simbólicas.
Desde el búnker de LLA, Javier Milei celebró el resultado como un respaldo contundente a su modelo económico liberal y prometió continuar con una agenda de reformas estructurales.
Militantes desplegaron banderas violetas, color simbólico del movimiento, y se respiraba optimismo respecto a poder ejercer mayor capacidad de veto desde el Ejecutivo.
Pese al optimismo libertario, el triunfo no estará exento de tensiones:
El oficialismo deberá articular alianzas puntuales si quiere aprobar reformas profundas con un Congreso fragmentado.
En el camino aparecen viejas heridas: investigaciones por denuncias de coimas en organismos estatales y escándalos asociados a figuras vinculadas al movimiento LLA.
Debe mantenerse la movilización electoral: la elección fue un triunfo, pero con una participación moderada que puede limitar la legitimidad política.
Analistas coinciden en que, aunque no logra una mayoría absoluta en el Congreso, la victoria lo posiciona desde un lugar de fuerza para negociar leyes clave y ampliar su base de poder.
Con información de Infobae





