La reciente designación de Ronald Johnson como próximo embajador de Estados Unidos en México, anunciada por Donald Trump, ha generado reacciones en el gobierno mexicano, con la mandataria Claudia Sheinbaum encabezando una firme defensa de la soberanía nacional.
Sheinbaum ha dejado claro que, si bien se busca una cooperación bilateral fructífera, esta se dará bajo un esquema de igualdad y respeto mutuo, sin subordinación a los intereses estadounidenses.
La mandataria enfatizó la importancia de una relación bilateral basada en el respeto a la soberanía de cada nación.
Recordó lo que considera una excesiva complacencia del gobierno de Felipe Calderón con Estados Unidos, un periodo que, según Sheinbaum, se caracterizó por una subordinación inaceptable.
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En contraste, su administración se compromete a priorizar los intereses de México en todas las negociaciones y acuerdos.
Ambos gobiernos colaboran sin la subordinación de nadie
El nombramiento de Johnson, ex embajador en El Salvador, se enmarca en la agenda de Trump, quien espera que el diplomático impulse la seguridad y prosperidad estadounidenses a través del combate al narcotráfico y la migración irregular.
Sheinbaum reconoció la necesidad de cooperación en materia de seguridad, especialmente en la extensa frontera compartida, destacando la lucha contra el tráfico de fentanilo como un asunto crucial de seguridad nacional y humanitario que requiere la colaboración de ambos países.
Sin embargo, también hizo hincapié en la urgente necesidad de controlar el flujo de armas hacia México, un problema que alimenta la violencia y la inseguridad.
Más allá de la cooperación en temas de seguridad, Sheinbaum dejó en claro que la relación bilateral debe basarse en el respeto mutuo y la atención a las causas estructurales de los problemas.
Se requiere disminuir la impunidad y trabajar en conjunto para abordar los desafíos compartidos de manera equitativa.
La mandataria reiteró su compromiso con la defensa de la soberanía nacional, afirmando que el gobierno mexicano velará incansablemente por los intereses de la nación en todas las circunstancias.
Se buscarán acuerdos que beneficien a México, pero la soberanía nacional permanecerá como una prioridad irrenunciable.
El mensaje es claro: México defenderá su soberanía con firmeza y determinación en la nueva etapa de la relación bilateral con Estados Unidos. La cooperación es bienvenida, pero la subordinación, absolutamente inadmisible..
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