Una nueva erupción del volcán de Fuego obligó a evacuar a más de 300 personas en Guatemala. Las autoridades cerraron caminos y activaron protocolos de emergencia por la intensa emisión de humo y flujos piroclásticos. El fenómeno, que ocurrió este miércoles por la noche, afectó principalmente a comunidades en Sacatepéquez y Chimaltenango.
El Instituto de Sismología (Insivumeh) confirmó que la erupción comenzó con grandes columnas de humo y ceniza. Luego, descendieron flujos de gas, rocas y material volcánico a altas temperaturas. Esto representó un riesgo grave para los habitantes de varias aldeas, donde la caída de ceniza se hizo intensa.
https://cdn.jwplayer.com/previews/zuqRxztjLa Coordinadora Nacional Para la Reducción de Desastres (Conred) evacuó a residentes de al menos seis comunidades cercanas, entre ellas Panimaché I y Morelia. Además, se instalaron albergues temporales para recibir a las familias afectadas. Se estima que el número de evacuados podría seguir creciendo si continúa la actividad del volcán.
Cierre de rutas y suspensión de clases por la erupción
Conred también dispuso el cierre total de la Ruta Nacional 14 (RN14), una vía clave en la región. El objetivo fue impedir el tránsito en zonas cercanas al volcán de Fuego, ya que el flujo piroclástico podría representar un peligro para los conductores. Además, se elevó el nivel de alerta institucional de verde a naranja.
El Ministerio de Educación suspendió temporalmente las clases en 39 escuelas ubicadas en zonas cercanas. La medida busca proteger a estudiantes y docentes de la caída de cenizas y de la mala calidad del aire, provocada por la intensa actividad volcánica.
Wilver Guerra, habitante de El Porvenir, relató cómo tuvo que dejar su casa: “Todo parecía tranquilo. Pero cuando aumentó la actividad del volcán, nos avisaron que era mejor evacuar”. Como él, decenas de familias pasaron la noche en albergues.
El volcán de Fuego es uno de los más activos de América Central. Se encuentra entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango. En junio de 2018, una de sus erupciones más violentas causó la muerte de más de 200 personas y dejó comunidades enteras sepultadas bajo ceniza.
Desde entonces, las autoridades mantienen vigilancia constante sobre el volcán. A pesar de los avances en los sistemas de alerta, los vecinos viven con temor ante una posible tragedia. La preparación y la respuesta rápida siguen siendo clave para evitar un desastre similar.
Con información de: infobae