En septiembre de 2023, los científicos que estudian terremotos detectaron una señal inusual en las estaciones de vigilancia sísmica de todo el mundo.
Esta señal, que se extendía desde el Ártico hasta la Antártida, no se parecía a ninguna otra registrada anteriormente.
En lugar del ruido típico de los terremotos, la señal era un zumbido monótono con una sola frecuencia de vibración que persistió durante nueve días.
Inicialmente catalogada como un USO (Objeto Sísmico No Identificado), la señal se originó finalmente en un enorme deslizamiento de tierra en el remoto fiordo Dickson de Groenlandia.
Te puede interesar: López Obrador Plantea Nuevas Reformas
Un volumen asombroso de roca y hielo, suficiente para llenar 10.000 piscinas olímpicas, se desplomó en el fiordo, desencadenando un megatsunami de 200 metros de altura.
Este tsunami, el doble de alto que la torre del Big Ben en Londres, fue quizás la ola más alta registrada en la Tierra desde 1980, superando a los tsunamis generados por los enormes terremotos submarinos de Indonesia en 2004 o Japón en 2011.
Un estudio publicado en la revista Science, realizado por 66 científicos de 40 instituciones en 15 países, reveló la verdadera magnitud de este evento.
La investigación, que incluyó análisis de datos sísmicos, imágenes satelitales, mediciones del nivel del agua en los fiordos y simulaciones detalladas, mostró una serie de eventos en cadena que culminaron en el derrumbe.
El deslizamiento de tierra descendió por un glaciar escarpado en un estrecho barranco antes de precipitarse en el fiordo.
Sin embargo, la causa principal fue el calentamiento global, que ha adelgazado el glaciar en varias decenas de metros durante décadas, lo que hizo que la montaña sobre él ya no pudiera sostenerse.
Aguas inexploradas
El descubrimiento de un seiche persistente durante nueve días en el fiordo Dickson es un recordatorio inquietante de que el cambio climático está remodelando nuestro planeta de maneras que apenas comenzamos a comprender.
Este evento sin precedentes, junto con otros fenómenos emergentes, como los deslizamientos de tierra en el Ártico, nos obligan a repensar nuestras suposiciones sobre el comportamiento de la Tierra.
El cambio climático no solo afecta la atmósfera y los océanos, sino que también está provocando eventos sísmicos, como lo demostró el reciente deslizamiento de tierra en Groenlandia, que sacudió al planeta y generó ondas sísmicas globales.
Este fenómeno sin precedentes abre una nueva era de comprensión de los impactos del cambio climático, desafiando nuestras perspectivas y obligándonos a explorar aguas inexploradas en la investigación científica.
Volverá a ocurrir
Aunque los deslizamientos de tierra asociados a tsunamis ya se han registrado anteriormente, el evento de septiembre de 2023 en el este de Groenlandia fue el primero en una región que se consideraba inmune a estos eventos catastróficos inducidos por el cambio climático.
Sin embargo, este no será el último megatsunami de este tipo. El calentamiento del permafrost en las laderas empinadas y el retroceso de los glaciares aumentarán la frecuencia e intensidad de estos eventos en las regiones polares y montañosas del mundo.
Se requiere una mayor comprensión científica para hacer frente a estos eventos extremos e inesperados, ya que nuestros métodos y herramientas actuales pueden ser insuficientes.
El cambio climático está alterando nuestro planeta de formas inesperadas, y necesitamos una nueva mentalidad para comprender y abordar estos desafíos.
Las acciones políticas son cruciales para mitigar los riesgos y prepararse para un futuro incierto.
Con información de The Conversation
Síguenos en nuestras redes sociales: