Tenía prohibición de mostrar el dispositivo judicial
En una nueva muestra de desafío a las autoridades judiciales, el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, exhibió este lunes la tobillera electrónica que le fue impuesta por orden del Supremo Tribunal Federal (STF).
Durante un acto con simpatizantes en el estado de Goiás, el exmandatario mostró el dispositivo en su pierna izquierda, lo levantó a la vista de todos y expresó: “Eso que ven aquí es un símbolo de máxima humillación en este país”.
La escena, que fue captada por varios celulares y difundida en redes sociales, generó una ola de reacciones inmediatas.
Para sus seguidores, fue un gesto de coraje y denuncia ante lo que consideran una “persecución política”.
Para sus críticos, esto sería una nueva provocación en medio de graves acusaciones que enfrenta ante la justicia.
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Un poco de contexto
La tobillera electrónica fue impuesta como parte de las medidas cautelares en el marco de la causa que investiga a Bolsonaro por liderar una presunta trama golpista tras perder las elecciones de 2022 frente a Luiz Inácio Lula da Silva.
Bolsonaro ha recalcado en reiteradas oportunidades que no cometió ningún crimen y que su único error fue haber defendido la libertad.
Pese a su defensa, la justicia avanza con una batería de pruebas que podrían llevarlo a enfrentar penas de hasta 40 años de prisión, según habría adelantado la Fiscalía General de la República.
En la mira de los jueces por mostrar la tobillera
El episodio no pasó desapercibido en el escenario político brasileño. Varios parlamentarios del oficialismo lo calificaron como un “acto de desacato simbólico” y reclamaron sanciones adicionales.
Por lo que un juez llamó a los abogados del expresidente a prestar esclarecimientos en un plazo de 24 horas.
El llamado obedece a sanciones por el posible incumplimiento de las medidas cautelares impuestas, que prohíbe la difusión de intervenciones públicas.
Este “desacato” podría originar como consecuencia el decreto de prisión inmediata al exmandatario.
Por ahora, Bolsonaro permanece en libertad, pero vigilado electrónicamente. La imagen de un expresidente con tobillera, sin embargo, quedará como un símbolo potente de la polarización política que atraviesa Brasil.
Con información de La Nación