La tensión entre España y Venezuela se ha recrudecido en los últimos días, generando un nuevo capítulo en la ya compleja relación entre ambos países.
El detonante ha sido la respuesta de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, al presidente venezolano Nicolás Maduro, quien la calificó de «falangista».
Ayuso, en un gesto que ha generado gran repercusión mediática, respondió a Maduro con la célebre frase del rey emérito Juan Carlos I: «¿Por qué no se calla?». Esta icónica frase, pronunciada en 2007 durante la XVII Cumbre Iberoamericana en respuesta a las críticas de Hugo Chávez, ha resurgido con fuerza en el contexto actual.
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La presidenta madrileña empleó esta respuesta contundente tras participar en una concentración en Madrid en apoyo a la oposición venezolana y a la reivindicación de Edmundo González como presidente legítimo del país.
La asistencia de Ayuso a esta concentración, celebrada tras las elecciones del 28 de julio, fue la chispa que encendió la respuesta de Maduro y, posteriormente, la réplica de la dirigente madrileña.
Ministra de Defensa de España llama dictadura al gobierno de Maduro
Este intercambio de declaraciones se produce en un contexto de creciente tensión entre ambos gobiernos. La ministra de Defensa española, Margarita Robles, ha reforzado la postura crítica de España hacia el gobierno de Maduro, calificándolo sin ambages de «dictadura».
Robles, lejos de retractarse de sus declaraciones previas realizadas el 13 de septiembre durante la presentación de un libro, ha reiterado su posición, afirmando que no cambia de opinión «de un día para otro».
Estas declaraciones han provocado la citación del embajador español en Caracas por parte del gobierno venezolano.
La postura firme de Robles, al igual que la respuesta tajante de Ayuso, refleja la creciente preocupación del gobierno español por la situación política en Venezuela y su apoyo a la oposición democrática.
La utilización de la frase del rey emérito por parte de Ayuso, además de ser una respuesta concisa y efectiva, añade una dimensión simbólica a la confrontación, evocando un momento histórico de tensión entre España y Venezuela.
Queda por ver cómo evolucionará esta situación y qué consecuencias tendrá en las ya tensas relaciones diplomáticas entre ambos países. La firmeza de las declaraciones españolas, sin embargo, deja claro que el gobierno español no parece dispuesto a ceder en su crítica al gobierno de Maduro.
Con información de EFE
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