Las aseguradoras en Uruguay alertaron sobre la existencia de zonas inasegurables y los fuertes efectos que provoca el cambio climático en su actividad. Durante las Jornadas de Economía del Banco Central del Uruguay (BCU), se destacó que el mercado local atraviesa tensiones crecientes y que los modelos de negocio deben adaptarse a una nueva realidad.
Cambio climático y seguros en Uruguay
En el encuentro participaron representantes del Banco de Seguros del Estado (BSE), de la Asociación Uruguaya de Empresas Aseguradoras (AUDEA) y especialistas internacionales. Todos coincidieron en que los fenómenos extremos obligan a replantear estrategias. Sequías, inundaciones, granizadas y temporales costeros se volvieron habituales y presionan la capacidad de respuesta de las compañías.
Uno de los ejemplos más citados fue la sequía de 2023. Solo el BSE debió abonar cerca de 95 millones de dólares en indemnizaciones, mientras que el sector en su conjunto desembolsó unos 140 millones. Esa cifra representó una pérdida equivalente al 3% del Producto Interno Bruto del país, lo que muestra el impacto directo en la economía.
El BSE también detalló que en los últimos años se desarrollaron coberturas específicas. Entre ellas se incluyen seguros para incendios vinculados al cambio climático, pólizas para cultivos y forestación, además de seguros de crédito y fianzas que apoyan a los sectores más afectados. Se ensayaron productos paramétricos para el agro, aunque algunos no prosperaron por dificultades técnicas.
Desafíos para el sector asegurador
Las aseguradoras señalaron que la penetración de seguros en Uruguay aún es baja, salvo en automóviles, lo que limita la capacidad de protección frente a riesgos climáticos. A su vez, los siniestros se multiplican y ponen en discusión la sostenibilidad de ciertas coberturas en áreas de alto riesgo. De allí surge el concepto de “zonas inasegurables”, donde los costos superan la capacidad de pago de las empresas.
Los incendios forestales en el litoral, que destruyeron más de 22.000 hectáreas en 2023, fueron otro ejemplo de los nuevos escenarios que enfrenta el mercado. Solo por el seguro de madera, el BSE desembolsó 20 millones de dólares. En tanto, una serie de tormentas de granizo le generó pérdidas adicionales por 7 millones de dólares.
Los expertos coincidieron en que el futuro del sector dependerá de la capacidad para diseñar coberturas sostenibles y de aumentar la conciencia social sobre la importancia de asegurar los bienes. También destacaron la necesidad de trabajar con reaseguradoras internacionales para compartir riesgos.
En este contexto, las aseguradoras en Uruguay buscan adaptarse a un panorama donde el cambio climático marca el ritmo. La advertencia sobre zonas inasegurables deja claro que la actividad está en un punto de inflexión y que los desafíos se multiplican.
Con información de: elpais