Un derrumbe descubrió una situación inesperada
Diego Fernández Lima desapareció en 1984, cuando tenía 16 años, y después de 41 años de misterio, hallan sus restos enterrados en una casa en el barrio porteño de Coghlan, en Buenos Aires-Argentina.
Su familia nunca dejó de buscarlo y ahora, gracias a un hallazgo fortuito y a las tareas de los investigadores, se logró identificarlo.
El descubrimiento ocurrió cuando varios obreros levantaban una pared para separar una nueva construcción de un chalet contiguo, y el movimiento de tierra dejó al descubierto huesos que llamaron la atención de los trabajadores.
La investigación judicial confirmó que se trataban de restos humanos, y al realizar los estudios forenses determinaron que se trataba de Diego.
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La incansable búsqueda de la familia
El 26 de julio de 1984 fue el último día que la familia Fernández Lima vio con vida al adolescente.
Aquella tarde almorzó con su madre, pidió dinero para el colectivo, y le avisó que iba a encontrarse con un amigo.
El joven nunca regresó. Pasaron 41 años de incertidumbre y dolor hasta que, en los últimos días, un hallazgo casual estremeció a la familia y a todo un país.
Durante más de cuatro décadas, la familia mantuvo viva la esperanza de encontrarlo. Javier Fernández, su hermano menor, recordó que siempre cenaban a las 8:00pm, pero “Diego esa noche no volvió”.
Los padres denunciaron la ausencia en la comisaría del barrio, pero la respuesta oficial fue que se trataba de una “fuga de hogar”.
Los restos estaban enterrados en la casa de un excompañero de colegio
El descubrimiento reabre viejas heridas y plantea interrogantes sobre lo ocurrido con el adolescente. Buscan culpables a pesar de que el caso prescribió.
El hallazgo se hizo en el fondo del chalet ubicado en avenida Congreso 3742. En la época de la desaparición, en el lugar vivía la familia Graf.
Diego y Cristian Graf fueron compañeros hasta segundo año en la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N°36 Almirante Guillermo Brown, en Villa Ortúzar.
Trascendió que, el hoy occiso y el único sospechoso en el caso, no eran amigos cercanos, pero compartían una pasión por las motos.
La causa está ahora en manos de la Justicia, que deberá determinar cómo y por qué los restos de Diego fueron hallados en la casa de un excompañero de colegio.
Con información de BBC