Este 28 de julio los venezolanos vivieron momentos de fuertes emociones, rostros llenos de esperanzas salieron a las calles a ejercer lo que consideraban un derecho.
Pero a primeras horas de la madrugada, la tensión se hizo presente, un resultado “irreversible” apuntaló a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, por tercera vez consecutiva y perpetuando su mandato hasta el 2031.
Sin embargo, el pueblo venezolano en lugar de celebrar con pitos y matracas, apagó sus fogones y salieron a manifestar pacíficamente su rechazo con ollas en mano.
Volvieron los cacerolazos, en distintas ciudades del país, como muestra del descontento de un pueblo que se siente engañado.
Este Lunes hasta el cielo se tornó gris, comercios cerrados, paradas de autobuses vacías, poco tráfico vehicular y una tensa calma acompañada por cacerolazos, es lo que viven los venezolanos.
Una mezcla de ira, lágrimas y ruidosos golpes de cacerolas saludaron el amanecer y un frase que se repite “No era lo que esperábamos”, se hace eco entre los venezolanos.