La detención y posterior pase a juicio de Ana Carolina Guaita, reportera del medio digital La Patilla, ha generado una ola de preocupación entre organizaciones defensoras de la libertad de prensa y la oposición venezolana.
Acusada de terrorismo, instigación al odio y obstrucción de la vía pública, su caso pone en relieve las crecientes tensiones políticas y la situación de los periodistas en Venezuela.
El Colegio Nacional de Periodistas (CNP) ha emitido un comunicado condenando enérgicamente el proceso judicial contra Guaita, argumentando que se han violado sus derechos al debido proceso y a una defensa adecuada.
El CNP rechaza categóricamente los cargos imputados, calificándolos de injustificados.
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La narrativa que rodea el arresto de Guaita es compleja. Según fuentes familiares, la periodista de 32 años, fue detenida el 20 de agosto en su residencia en Maiquetía, estado La Guaira, tras las controvertidas elecciones presidenciales del 28 de julio.
Su madre, Xiomara Barreto, una figura política de oposición, ha denunciado que su hija se encuentra incomunicada y que se le asignó un defensor público en lugar de permitirle elegir a un abogado privado.
La familia insiste en la inocencia de Guaita y niega rotundamente las acusaciones de terrorismo.
César Pérez Vivas, exgobernador del estado Táchira, ha calificado la decisión como una medida «atroz», sugiriendo que la persecución contra Guaita se debe a su trabajo periodístico y a la afiliación política de su familia.
Señala que la decisión judicial es un ejemplo de «justicia politizada» al servicio del gobierno.
Contexto de la detención
La elección presidencial estuvo marcada por la controversia, con la oposición denunciando irregularidades y reclamando la victoria para Edmundo González.
El gobierno, por su parte, anunció la victoria de Nicolás Maduro y reportó la detención de aproximadamente 2.500 personas en medio de las protestas posteriores a los comicios.
LaPatilla, medio para el cual Guaita trabajaba como corresponsal, ha sido crítica del gobierno de Maduro.
Mientras el Ministerio Público no ha ofrecido detalles del caso, la situación permanece incierta.
La preocupación radica en la potencial criminalización del periodismo crítico en Venezuela y la vulnerabilidad de los comunicadores que ejercen su labor en un entorno político polarizado.
El caso de Ana Carolina Guaita se convierte así en un símbolo de las presiones que enfrentan los periodistas en Venezuela y un llamado a la defensa de la libertad de expresión.