La demolición de la aldea beduina Umm al Hiran en el Néguev israelí ha generado una ola de protestas.
Aproximadamente 300 habitantes demolieron sus propias casas para evitar los costes de una demolición forzosa por parte de las autoridades israelíes.
Posteriormente, la policía y la Autoridad de Tierras demolían la mezquita, limpiando el terreno para la construcción del pueblo exclusivamente judío de Dror.
Esta acción, según el Consejo Regional de Pueblos Beduinos No Reconocidos (RCUV), forma parte de un plan sistemático para desplazar a cerca de 10.000 beduinos de 14 aldeas en el Néguev.
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Umm al Hiran es la cuarta aldea destruida en 2024, siendo Ras Jaraba, con más de 500 habitantes, la siguiente en la lista de demoliciones previstas para diciembre.
El asentamiento de Dror, según denuncias previas del Centro Legal para los Derechos de la Minoría Árabe en Israel (Adalah), estará restringido a judíos israelíes u residentes permanentes que observen la ley religiosa judía ortodoxa.
La situación subraya la creciente preocupación por los derechos de la minoría árabe en Israel y las políticas de asentamiento en el Néguev.
Un Acto Controversial
Según reportes, alrededor de cien policías y siete excavadoras irrumpieron en el poblado a las 3:30 AM, deteniendo a tres residentes por nueve horas mientras se llevaba a cabo la demolición.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, celebró el evento en redes sociales, atribuyéndolo a una política de demolición de estructuras «ilegales» en el Néguev.
Ben Gvir, con un historial de condenas por apoyo al terrorismo e incitación al racismo, ha presumido un aumento del 400% en la emisión de órdenes de demolición desde principios de año.
La situación se agrava por el hecho de que Israel no reconoce la existencia de 36 aldeas beduinas seminómadas preexistentes a la creación del Estado en 1948.
La falta de reconocimiento implica la ausencia de infraestructura básica como agua, electricidad y carreteras, incluso en las once aldeas que han sido reconocidas recientemente.
Organizaciones de derechos humanos denuncian esta situación como una violación de los derechos humanos de la población beduina.
La demolición de la mezquita resalta la tensión existente entre el gobierno israelí y las comunidades beduinas del Néguev.
Programa de «Reemplazo de Población»
El gobierno israelí está llevando a cabo un programa que ha generado gran controversia internacional: un plan de «reemplazo de población» en el desierto del Néguev.
Este programa busca que aproximadamente 350.000 beduinos abandonen su estilo de vida tradicional agrícola para reasentarse en zonas urbanas reducidas y empobrecidas.
Se estima que ya 190.000 beduinos han sido forzados a este traslado.
El objetivo es desplazar a unos 9.000 beduinos de 14 aldeas para construir un número similar de asentamientos judíos en su lugar.
A pesar de que los beduinos representan casi el 40% de la población del Néguev, su acceso a la tierra es extremadamente limitado: poseen menos del 10% de las zonas agrícolas y menos del 4% de la tierra total.
Organizaciones de derechos humanos, como RCUV, denuncian este programa como una muestra de racismo institucionalizado.
La demolición de Umm Al Hiran se cita como un ejemplo extremo de esta política de desplazamiento forzado.
La falta de acceso a recursos y la discriminación sistemática son las principales preocupaciones planteadas por los críticos del programa.
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