A pesar de los avances médicos, las mujeres siguen enfrentando dificultades significativas en el diagnóstico de al menos 700 enfermedades.
Un nuevo proyecto, MIRADA, impulsado por Organon, revela cómo las diferencias biológicas y los sesgos de género retrasan la detección temprana, afectando la salud y el bienestar femenino.
MIRADA expone las deficiencias del sistema sanitario en la prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento de enfermedades en mujeres.
El documento identifica sesgos de género arraigados y propone soluciones prácticas, incluyendo formación para profesionales, sensibilización, investigación específica, nuevas guías y protocolos, y una mejor coordinación entre especialistas.
El objetivo es impulsar un cambio en el modelo asistencial, sensibilizando a los profesionales sobre las diferencias biológicas entre hombres y mujeres para lograr un diagnóstico y tratamiento más efectivo.
Como señala el Dr. Manuel Anxo Blanco de Organon, se busca que MIRADA sirva como herramienta para generar cambios reales en la atención a la salud femenina, beneficiando a toda la sociedad.
Diferencias de Género en Salud: Más Allá de lo Biológico
Las diferencias en salud entre hombres y mujeres son un hecho complejo que va más allá de las diferencias biológicas inherentes al sexo.
Si bien la biología juega un papel fundamental, factores sociales, ambientales y de acceso a la atención médica contribuyen significativamente a las desigualdades observadas.
Indicadores como la percepción de salud, las tasas de morbilidad y mortalidad, y el acceso a recursos sanitarios muestran brechas importantes entre sexos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca los «determinantes de salud relacionados con el género», es decir, las normas y roles sociales que influyen en la exposición a riesgos para la salud. Estas normas son un factor clave en las desigualdades.
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Un concepto crucial es el «sesgo sexo-género en la atención sanitaria». Este sesgo se refiere a diferencias en el diagnóstico o tratamiento ofrecido a hombres y mujeres, incluso ante necesidades sanitarias similares, contribuyendo a disparidades evitables.
Es importante distinguir entre sexo, que alude a las diferencias biológicas, y género, que se refiere a las diferencias sociales y culturales construidas.
Mientras que las diferencias por sexo son ineludibles, las desigualdades de género son, en gran medida, evitables a través de políticas y prácticas que promuevan la equidad en salud.
Comprender esta distinción es crucial para diseñar intervenciones más efectivas y lograr una atención sanitaria más justa e igualitaria.
El Retraso Diagnóstico: Una Realidad para la Salud de la Mujer
Las mujeres experimentan un retraso en el diagnóstico de al menos 700 enfermedades en comparación con los hombres. Esta disparidad tiene consecuencias graves para su salud y bienestar. Algunas de las áreas más afectadas incluyen:
- Enfermedades Cardiovasculares: Se observa un infradiagnóstico de enfermedad coronaria, mayor mortalidad por infarto, menor acceso a trasplantes y menor inclusión en ensayos clínicos.
- Enfermedades Respiratorias: El tabaquismo, el infradiagnóstico de EPOC y asma, y comorbilidades como la ansiedad, contribuyen a una peor atención en las mujeres.
- Ictus: Similar a las enfermedades respiratorias, el tabaquismo, el infradiagnóstico y la falta de perspectiva de género en el abordaje médico agravan el problema.
- Diabetes tipo 2, Enfermedad Hepática Crónica y Enfermedad Renal Crónica: Se caracteriza por un retraso o ausencia en el diagnóstico, mayor carga de la enfermedad y menor acceso a tratamientos como trasplantes y fístulas arteriovenosas.
- Enfermedad de Alzheimer: Aunque pueden tener mejores resultados en pruebas de memoria verbal, el retraso en el diagnóstico incrementa la carga de la enfermedad.
- Gripe: La diferente exposición a cepas virales y una mayor reticencia a la vacunación afectan a las mujeres.
- Salud Mental: Si bien la depresión se diagnostica con mayor probabilidad en mujeres, la atención a otras condiciones mentales puede ser deficiente.
- Migraña: La comorbilidad y la asociación con las variaciones hormonales requieren un enfoque de atención médica específico.
Esta brecha en el diagnóstico refleja la necesidad urgente de una mayor investigación, capacitación médica con perspectiva de género y un cambio en las prácticas clínicas para garantizar una atención equitativa y oportuna para la salud de las mujeres.
Diferencias de Género en Salud: Más Allá de lo Biológico
Las diferencias de salud entre hombres y mujeres no se limitan a la reproducción. Existen marcadas diferencias genéticas, anatómicas y fisiológicas que impactan en la susceptibilidad a diversas enfermedades y en su manifestación.
Factores Biológicos: Las hormonas, la anatomía, el sistema inmunitario y los sistemas reproductivos e inflamatorios difieren significativamente entre sexos.
Esto explica la mayor predisposición femenina a enfermedades autoinmunes, diabetes gestacional, síndrome de ovario poliquístico, hipertensión en el embarazo, preeclampsia, cáncer de mama y osteoporosis, entre otras. Los hombres, por su parte, presentan mayor riesgo en otras patologías.
Factores Externos: Además de la biología, la exposición a factores de riesgo como el estilo de vida, la nutrición, el estrés y el tabaquismo, afecta de manera distinta a hombres y mujeres.
Factores Socio-Culturales: Finalmente, el impacto social juega un papel crucial. La carga familiar, las condiciones laborales, el entorno doméstico, la clase social, la raza, el acceso a la salud y la educación, e incluso la violencia de género, generan desigualdades que impactan directamente en la salud femenina y masculina.
Comprender estas complejas interacciones entre biología, entorno y sociedad es fundamental para desarrollar estrategias de prevención y tratamiento más efectivas y equitativas para ambos sexos. No se trata de una cuestión de «enfermedades de mujeres» o «enfermedades de hombres», sino de reconocer las especificidades de cada sexo para mejorar la atención sanitaria.
Diagnóstico Médico: La Importancia de Considerar las Diferencias de Género
Los protocolos de diagnóstico médico actuales presentan una brecha significativa: a menudo ignoran las diferencias biológicas y las desigualdades sociales entre mujeres y hombres.
Diversos estudios revelan inequidades en todas las etapas del diagnóstico, desde la anamnesis y la exploración física hasta la solicitud de pruebas.
Un problema recurrente es la tendencia a etiquetar enfermedades prevalentes en mujeres como «psicogénicas» o «funcionales» antes de realizar un diagnóstico preciso.
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Este sesgo, reflejo del androcentrismo en la medicina, considera los síntomas femeninos como «atípicos» en comparación con los masculinos.
Además, estudios internacionales indican una mayor frecuencia de diagnósticos erróneos en mujeres, que posteriormente deben ser corregidos.
Es crucial que la medicina evolucione hacia protocolos que incorporen la perspectiva de género, asegurando diagnósticos justos y precisos para todas las personas.
Desigualdades de Género en el Acceso y Respuesta al Tratamiento Médico
La efectividad del tratamiento médico se ve significativamente impactada por factores que van más allá de la propia enfermedad.
Un diagnóstico tardío, por ejemplo, puede retrasar o impedir un tratamiento adecuado. Pero la problemática se extiende aún más.
Estudios demuestran que el acceso al tratamiento, la respuesta al mismo y la adherencia terapéutica se ven influenciados por sesgos de género.
Estos sesgos interactúan con otros determinantes sociales de la salud, como la edad, la etnia, la clase social y la ubicación geográfica, según el marco de la OMS.
La combinación de género con factores como la edad o la pobreza puede exacerbar las desigualdades en salud, creando brechas significativas en el acceso a un tratamiento oportuno y efectivo.
Es crucial reconocer y abordar estos sesgos para garantizar una atención médica equitativa para todas las personas.
Seguimiento y Recomendaciones
Un reciente documento de Organon destaca la necesidad de integrar la perspectiva de género en la atención sanitaria, basándose en las diferencias observadas en el seguimiento de pacientes.
Se evidencia que, si bien las mujeres suelen ser más receptivas al apoyo, enfrentan mayores dificultades para asistir a citas regulares debido a responsabilidades como el cuidado familiar y la dependencia económica.
Este desequilibrio se refleja en las estadísticas: las mujeres solicitan casi el 90% de las excedencias laborales por cuidado de hijos y el 80% por cuidado de familiares dependientes.
Además, las necesidades físicas y sociales varían a lo largo de la vida, siguiendo patrones diferenciados según el género.
Para abordar esta problemática, el documento propone varias recomendaciones: formación específica en perspectiva de género para profesionales sanitarios (desde la universidad hasta la formación continuada), campañas de sensibilización social, investigación que incluya la interacción sexo-género, guías y protocolos adaptados a las necesidades de cada sexo y género, optimización de los circuitos asistenciales con enfoque multidisciplinar, y mecanismos para medir los avances.
Una atención sanitaria con visión de género es crucial para corregir imprecisiones, mejorar la práctica médica y asegurar un acceso equitativo a la salud para mujeres y hombres.
La evidencia científica exige un mayor compromiso en la integración de la perspectiva sexo/género en todos los ámbitos del cuidado de la salud.
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