El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha generado una fuerte controversia al anunciar que su gobierno no firmará nuevos contratos petroleros, argumentando que esto «trae muerte».
Esta declaración, realizada durante la XXII Conferencia Iberoamericana de Ministros de Trabajo, ha desatado un intenso debate sobre el futuro energético y económico de Colombia.
Petro, un reconocido defensor del medio ambiente y crítico de las economías extractivistas, basa su decisión en la necesidad de mitigar el cambio climático y evitar las consecuencias negativas, a su juicio, inevitables de la explotación petrolera.
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Considera que la continuación de estas actividades expone a las futuras generaciones a riesgos ambientales y de salud a largo plazo.
Implicaciones económicas negativas
Sin embargo, esta postura ha sido duramente criticada por sectores económicos y políticos. El exministro de Comercio y de Hacienda, José Manuel Restrepo, califica la decisión como un «suicidio económico» para Colombia, argumentando que pone en riesgo importantes sectores de la economía nacional.
Según Restrepo, la medida podría afectar hasta el 5.6% del PIB, el 20% de los ingresos fiscales, el 35% de la inversión extranjera directa, el 40% de las exportaciones y el 80% de las regalías que financian la inversión social en diferentes departamentos del país.
El argumento central de los detractores de la decisión de Petro se centra en la dependencia económica de Colombia del sector petrolero y la falta de una estrategia clara para una transición energética gradual y sostenible.
Se cuestiona la viabilidad de renunciar a una fuente tan importante de ingresos sin un plan alternativo que garantice la estabilidad económica y la generación de empleo.
Restrepo enfatiza la necesidad de una transición energética ordenada, con alternativas de supervivencia a corto y mediano plazo que, según él, aún no están claramente definidas.
El debate, por lo tanto, no se limita a la simple oposición entre la protección ambiental y el desarrollo económico.
Se centra en la necesidad de encontrar un equilibrio entre la mitigación del cambio climático y la garantía de la seguridad económica y social de la población colombiana.
Con información de EFE
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